Taller de Carnestoltes

Crónica del entierro de una sardina

Ayer, 21 de Febrero del 2017, nuestro muy querido y amado sardino nos abandonó como quien abandona su zapato viejo.

Sardina mía, tal como eres, falleciste, recuerdo  esas largas tardes en las que conversabas con tus amigos calamares y chipirones, y alguna que otra ………, llena de vida, siendo la suya una vida dura.

La sardiana nos dejo por culpa de una adicción, se aficionó al consumo de gasoil de los barcos del puerto.

– ¡Todos lo amábamos!

– ¡Todos la queríamos!

Nuestra muy amada y querida sardina nos abandonaste de la noche al día, eras de cartón pero llena de vida.

Hoy día 22 de Febrero del 2017 la enterramos tal y como ella hubiera querido, cerca del mar.

Cuenta la gente del Masnou que vieron un grupo  de gente (de lo más normal) pero que parecía reírse de ello.

Más enferma eras tú, sardina, que viviste y moriste por la gasolina.

Tuvo un entierro digno, la gente parecía rara,

– ¿De dónde venís? Preguntó un ciclista.

– De un entierro.

(Con vacile respondió) –  ya lo veo.

A su entierro acudieron varias celebridades, entre ellas: un payaso, una mami, una yaya, un oso panda, frankenstein, Scream y alguno que otro.

Cuenta el viudo de la sardina que incluso hubo una chica que de la emoción, dio un salto en el tiempo, salió la primera y llegó la última.

Se oyeron gritos, gritos desde tierra, por mar y aire, a quien no quiere dejar de comer sardinas en escabeche.

Y… ¿A esa gente se la llama enferma?

Descansa en paz sardina…

Jordi Romartinez

 

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